lunes, 11 de abril de 2011

pastes/empanadas


Caminé apresurada a la parada del camión, 7:05 am ya voy tarde. Voy caminando lo más rápido que puedo sin correr y ahí esta a tan sólo 15 metros ¡mi camión! Mi pinche camión.
Se va, lo despido agitando la mano "adiós...." y me planto quince minutos más en la parada, cuando por fin aparece me subo con mucha destreza como si mis rápidos movimientos fueran a inspirar al chofer a pisarle, como si dijeran: hey, voy muy tarde, 15 minutos! intenté agarrar el otro camión, el que venía antes que tú pero se me fue, mira estaba tan cerca de agarrarlo pero pues no llegué, luces como un hombre inteligente y considerado, estoy segura que entenderás que tengo que llegar a trabajar y ya voy muy tarde.
Igual que si hubiera leído mi lenguaje corporal y quisiera llevarme la contraria avanzó los primeros 10 minutos a una velocidad de 40 km/h (incluso menos). Debería existir alguna ley que impidiera a los camiones ir a menos de 45 km/h o algo así.
Transbordé.
Cruzo la calle para tomar el otro camión, se toma su tiempo en pasar también, más de lo que normalmente le toma (al menos eso sentí), avanzamos, buena velocidad, semaforo. Yo miró mi reloj, ya debería haber llegado... pero estoy tan cerca, qué son 5 o 10 minutos tarde en una clase de 60 minutos, pero igual que si todos los choferes del mundo quisieran llevarme la contraria el chofer se baja en una tienda de pastes a comprar su desayuno ¿estas bromeando? Regresa y ahí vamos de nuevo.
El olor de su pinche empanada apesta todo el camión y mis tripas gruñen, me paro de mi asiento voy hacia él y comienzo a gritarle de cosas "cómo se atreve a bla bla bla no entiende que muchos aquí vamos a nuestros trabajos bla bla bla!!" y antes de bajarme agarro su paste para desayunar. Bueno eso último me lo imaginé.

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